Ir al contenido principal

Puerto Rico: Símbolo del neocolonialismo de EE.UU.




Con información de Fuser News

Sus ciudadanos pueden expresar su preferencia presidencial, pero no incide en la votación del Colegio Electoral, porque la isla es un Estado Libre Asociado administrado por el Congreso de EE.UU.,

Unos 240 millones de votantes están convocados para las complejas elecciones presidenciales de Estados Unidos (EE.UU.) para escoger entre la actual vicepresidenta Kamala Harris y el exmandatario republicano Donald Trump.

Aunque tradicionalmente las elecciones se realizan el primer martes de noviembre, desde mediados de octubre comenzó el voto anticipado, con aproximadamente 59 millones de sufragios recibidos, según el Laboratorio de Elecciones de la Universidad de Florida.

Esta jornada también comenzó en Puerto Rico, donde sus ciudadanos pueden expresar su preferencia presidencial en una papeleta, pero la misma no tiene incidencia alguna en la votación del Colegio Electoral, porque la isla es un Estado Libre Asociado administrado por el Congreso de EE.UU., instancia en la que tampoco tiene representación efectiva, salvo un “comisionado residente” o “delegado electo popularmente” que tampoco puede votar.

La isla cambia de amo


EE.UU. se apropió de Puerto Rico como consecuencia de la Guerra Hispanoamericana (1898). Gracias a la Ley Jones-Shafroth (1917), sus habitantes son considerados ciudadanos estadounidenses, pero no eligen al presidente que les gobierna, igual que ocurre con los pobladores de Guam, las Islas Vírgenes de EE.UU., Islas Marianas del Norte, Samoa Estadounidense y las Islas Ultramarinas Menores de EE.UU.

El artículo II, sección 1 y la Doceava Enmienda de la Constitución, -redactada un siglo antes de la guerra con España-, señalan que únicamente los Estados pueden participar en el proceso para elegir al Presidente y Vicepresidente.


A raíz del proceso de “descolonización” iniciado por la Organización de Naciones Unidas a mediados del siglo XX, surgió la figura de Estado Libre Asociado (ELA) para mantener a Puerto Rico supeditado al poder de EE.UU. La Constitución de 1952 establece los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, así como los mecanismos para elegir gobernador, comisionado residente, representantes, senadores y alcaldes en territorio boricua.

El sueño sigue vivo


En estas elecciones, 3.2 millones de puertorriqueños tienen por primera vez ante sí tres claras opciones para expresarse en un plebiscito sobre su estatus político: el mantenimiento del actual status y/o su mejora, la anexión a EE.UU. como el 51 Estado de la Unión o la conversión en un Estado realmente independiente.


La primera opción la sigue defendiendo medio siglo después el Partido Popular Democrático (PPD), mientras que la segunda es la promesa del derechista Partido Nuevo Progresista (PNP). La última, es promovida por el Partido Independentista Portorriqueño (PIP) en una alianza de centroizquierda con el Movimiento Victoria Ciudadana.



Desde 1952, los dos primeros se han alternado en el poder; y este año ha surgido con fuerza la figura del abogado Juan Dalmau, primer candidato a la gubernatura abiertamente pro independentista, quien cuenta con 29% de apoyo frente al 31% de la oficialista Jenniffer González (PNP), actual comisionada residente de Puerto Rico ante la cámara de representantes de EE.UU. González defiende la anexión de la isla y cuenta con el apoyo del Partido Republicano.


Para la alcaldía de San Juan, la capital, los principales candidatos son: Terestella González Dentón, del PPD; Maidalys Irizarry, de Proyecto Dignidad; Manuel Natal, del Movimiento Victoria Ciudadana; Miguel Romero Lugo, del PNP y el independiente José Vargas.

Ana Irma Rivera Lassén, candidata a comisionada residente y compañera de fórmula de Dalmau, relató al portal Democracy Now los intentos del bipartidismo de bloquear la participación de la izquierda en las elecciones, y la oferta de un país libre de corrupción y con mejores servicios públicos.


“Estamos diciendo que puedes votar por un mejor país, libre de corrupción, que podemos trabajar el tema de la descolonización de Puerto Rico, pero de una manera seria y que queremos sacar de Puerto Rico la Junta de Control Fiscal y otros organismos que no permiten que avancemos como país. Y también retomar el tema de la electricidad, que es uno de los temas que más les preocupan a las personas en Puerto Rico”.

Desprecio histórico del trumpismo


En la recta final para las elecciones, artistas puertorriqueños como Jennifer López han hecho llamados a sus paisanos residentes en EE.UU. a votar por la opción de la demócrata Kamala Harris, a raíz de los comentarios del humorista Tony Hinchcliffe, quien se refirió al país como dijo que «una isla flotante de basura en medio del océano” en un mítin de Donald Trump realizado en el icónico Madison Square Garden de Nueva York.


Aunque el comando de campaña republicano intentó desmarcarse de tan ofensivas afirmaciones, lo cierto es que el propio candidato no ofreció ninguna aclaratoria o disculpa a sus habitantes, y en redes sociales recordaron cómo fue la relación de Trump con este estado asociado durante su mandato (2017-2021).


En septiembre de 2017, el huracán María arrasó Puerto Rico, Dominica y las Islas Vírgenes de EE.UU. En territorio boricua la cifra de muertos llegó a 3 mil, cifra que fue desmentida por el propio presidente, quien arribó a la isla casi dos semanas después de la tragedia lanzando rollos de papel higiénico, un gesto considerado como una burla ante el sufrimiento de quienes perdieron todo a causa del ciclón.


Pero el desprecio por la isla no sólo fue simbólico, sino que se expresó en la ayuda gubernamental, pues la mayoría del dinero destinado para la reconstrucción de Puerto Rico fue desembolsado durante el gobierno de Joe Biden, recordó Univisión.

Dos años después, salieron a la luz comentarios de Trump hablando de intercambiar a Puerto Rico por Groenlandia (nación perteneciente al Reino de Dinamarca). Miles Taylor, exjefe de gabinete en el Departamento de Seguridad Interior, declaró a MSNBC que el entonces presidente “quería ver si podía vender Puerto Rico, si podía cambiarlo por Groenlandia, ya que según sus palabras, Puerto Rico era sucio y la gente era pobre».

Impacto en el voto puertorriqueño


Según cifras del State Data Center, el número de puertorriqueños en EE.UU. es de 5.9 millones, casi el doble del número de habitantes de la isla, representando el 1,78% de la población total del país y el 9,3% de la población hispana.


Algunos analistas señalan que posiblemente el reciente escándalo Trump-Puerto Rico se convierta en un búmeran contra el republicano en los llamados “estados pendulares”, claves para llegar a la Casa Blanca.

Ilia Morales, quien forma parte de la comunidad boricua de Allentown, Pensilvania, consideró que lo ocurrido en el Madison Square Garden “resultó tan ofensivo que hizo que mucha gente, incluyéndome, que había evitado expresar sus opiniones políticas, esté ahora totalmente activada. Hubo mucha indignación”.







Pensilvania tiene más de 470 mil puertorriqueños, una de las mayores concentraciones del país, siendo un factor potencialmente decisivo en un estado en el que el promedio de sondeos le da a Trump una leve ventaja de menos de medio punto. En 2020, Joe Biden ganó allí por un estrecho margen de 1,17 puntos (80.555 votos), recordó el diario La Nación.

David Paleologos, experto en análisis de encuestas y director del Centro de Investigación Política de la Universidad de Suffolk (Suprc, en inglés), remarcó el impacto que este inesperado factor de la campaña podría tener en estados como Pensilvania, Carolina del Norte e, incluso, Florida, gobernada por el Partido Republicano.

Sin embargo, dado el estatus neocolonial que ostenta la isla, no hay señales que indiquen que pueda producirse un cambio notable independientemente de quién suceda a Joe Biden, y Puerto Rico seguirá bajo control del Congreso estadounidense y luchando por su independencia plena.

Comentarios

Designed by Open Themes & Nahuatl.mx.