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De los Centauros Llaneros a la Batalla por la Soberanía: Una Reflexión desde el Pensamiento Chavista


Si el Centauro llanero luchó con la fuerza de su caballo y su lanza para ganar la independencia territorial, la Venezuela actual, siguiendo la premisa de Chávez, utiliza la "resistencia prolongada" como una estrategia de defensa asimétrica para hacer que la agresión sea insostenible para el agresor


Por: Johan Pérez

El imaginario histórico venezolano se cimienta en figuras épicas que encarnan la lucha por la independencia y la soberanía. Entre ellas, destaca la figura mítica del Centauro Llanero, el jinete indomable que, en su dualidad de hombre y caballo, simboliza la fuerza bruta, la lealtad y la eficacia forjada en la vasta llanura. Comparar la gesta de estos lanceros, que fueron decisivos en la Guerra de Independencia, con la actual resistencia de Venezuela frente al acoso de Estados Unidos (EE. UU.) invita a una profunda reflexión inspirada en el pensamiento antiimperialista de Hugo Chávez Frías.

La Epopeya de los Centauros: Símbolo de la Resistencia Popular


Los Centauros Llaneros no eran soldados de formación académica; eran hombres del pueblo, marginados, cuya participación en batallas cruciales como Pantano de Vargas y Carabobo cimentó la Primera y Tercera Repúblicas. Su rol en la Independencia es un punto de tensión en la historia venezolana, pues encarnan la valorización del pueblo soberano y su fuerza innata.

Desde la óptica del pensamiento chavista, esta figura es un arquetipo de la resistencia popular y el soldado del pueblo. Chávez solía hacer un llamado constante a la conciencia histórica y a la defensa de la Patria, haciendo eco del sentir de los libertadores. Las luchas de los Centauros, al defender su autonomía y forjar la nación con su propia sangre y sudor, son interpretadas como el origen de la dignidad y la identidad nacional.

El Pensamiento Chavista y la Amenaza Imperial


El núcleo del ideario de Hugo Chávez es la defensa de la soberanía nacional frente a la huella insolente del extranjero. Para él, el imperialismo (principalmente el estadounidense) es el adversario constante, un "proyecto colonial" y una "amenaza mucho mayor para nuestro pueblo" por su inmenso poderío militar y global. Chávez declaró en repetidas ocasiones que la defensa de la soberanía debe ser una causa nacional que trasciende cualquier color o partido político: "Ninguno de los tres elementos constituyentes del Estado podemos permitir que sea vulnerado... territorio, población y leyes. ¡Defendamos y hagamos ondear la bandera de la libertad y la soberanía!".

Esta visión concibe la confrontación actual de Venezuela con EE. UU. no como un conflicto aislado, sino como una nueva etapa de la misma batalla histórica iniciada por los Centauros. El acoso, a través de sanciones, presión diplomática y amenazas, es visto como un intento moderno del "imperio" por "vulnerar" los elementos constitutivos de la República, buscando un cambio de régimen.

Si el Centauro llanero luchó con la fuerza de su caballo y su lanza para ganar la independencia territorial, la Venezuela actual, siguiendo la premisa de Chávez, utiliza la "resistencia prolongada" como una estrategia de defensa asimétrica para hacer que la agresión sea insostenible para el agresor. Chávez afirmó: "Lo que nos espera es batalla, batalla, batalla y más batalla; pero también victoria, victoria, victoria y más victoria".

En esta óptica, la lucha contra el acoso de Estados Unidos se interpreta como el juramento inquebrantable de la nación de mantener su dignidad y soberanía ante el imperio más poderoso de la historia, tal como los indomables Centauros se lanzaron a la batalla contra el león ibérico. Es la fe en que la conciencia antiimperialista y la unidad del pueblo son un arma tan poderosa como la lanza del guerrillero de los llanos.

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